El poeta, cantante y pacifista alemán Wolf Biermann ha escrito: "Me dan miedo aquellas personas que siempre aman solamente a la humanidad y nunca a las personas concretas". Es muy fácil y cómodo amar a la humanidad, porque la humanidad no es nadie. Por el contrario, amar a las personas concretas comporta sacrificio y exige generosidad. La humanidad es una ficción mental, es una pura teoría muy fácil de alimentar. Amar a la humanidad no significa nada y, sobre todo, no exige nada. La humanidad es un refugio falso. Uno ama a la humanidad y se queda tranquilo de conciencia, pero este amor no sirve para nada. Lo único que vale es el amor concreto a las personas concretas. Y este amor exige siempre entrega generosa. Quien ama a la humanidad y no a las personas concretas es simplemente un egoísta que quiere justificarse con una capa hipócrita de generosidad. Rev. Nino Ramos
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